EL MUNDO – Durante un eclipse lunar, la Tierra bloquea la luz del sol que llega a nuestro satélite natural, aunque no del todo, porque los rayos hacen lo posible para iluminarla. En esa pelea, parte de la luz es refractada por la atmósfera terrestre, «filtrada» y desprovista de su mayor porción de color azul. De esa forma, la luz restante es roja o naranja, a veces con tintes marrón oscuro, y mucho menos brillante que la blanca luz solar. Por eso, si la Tierra no tuviera atmósfera todo este juego nunca se produciría y la luna luciría totalmente negra durante un eclipse total.Este 27 de septiembre el fenómeno coincide con que la luna se hallará en el perigeo, es decir, unos 50.000 kilómetros más cerca de la Tierra que durante su apogeo.
«Esto se debe a que la órbita de la luna no es un círculo perfecto, entonces se va acercando y alejando a nuestro planeta», recuerda Diego Hernández, especialista del Planetario porteño. Su proximidad hará que aparezca un 14 por ciento más grande y un 30 por ciento más brillante que de costumbre.Aunque Hernández aclara que «en realidad es sólo es ´un poco´ más cerca, esos miles de kilómetros de diferencia pueden ser detectados por alguien que observe la luna continuamente.
De otro modo, es probable que las consecuencias no sean tan notables».Lo cierto es que en distintas partes del mundo (será posible disfrutarlo en toda América, Europa, África y algunas regiones de Asia) se están preparando para observar el evento. La gran ventaja de los eclipses es que pueden ser apreciados con extrema facilidad y, a diferencia de los fenómenos solares, sin ningún perjuicio ocular. «El mayor atractivo es que podrá ser observado a simple vista, incluso con binoculares se verá en detalle. Arrancará a las 22.07 y finalizará a la 1.27 del lunes, cuando la luna vuelva a la normalidad y esté complemente iluminada», explica Hernández.Para quienes prefieran quedarse en su casa, una excelente opción será el seguimiento online que realizará la NASA (www.ustream.tv/channel/nasa-msfc).
La agencia espacial estadounidense, debido a la cantidad de años en que no se produce la coincidencia, anuncia el «súpereclipse» como un extraño privilegio, un regalo astronómico que resume en una frase: «Es algo que toda una generación no ha visto».